Esta semana me llegó a casa la notificación para recordarme que
próximamente debo llevar mi coche a pasar la Inspección Técnica de Vehículos
(ITV). Con la reciente implantación de nuevas instalaciones en las Islas,
parece haberse convertido en una cuestión de competencia que acudas a la estación
de siempre.
Además de garantizarme la premura en la atención y evitar largas esperas, me adelantan en la carta de aviso que me invitarán a café en la sala de estar mientras revisan mi vehículo. Me ha parecido curioso; no creo que se trate de un reclamo, pero es una atención hacia el cliente. Sólo espero que el gesto para conservar asiduos no interfiera en la supervisión técnica.
Ante todo debe primar la seguridad. Me consta que la primera vez que acudí fueron bastante rigurosos. Se aseguraron de comprobar el número de bastidor, que en algunos casos se encuentra oculto en sitios que sólo los técnicos conocen. La más absoluta minuciosidad para verificar el estado de las luces, los frenos o los neumáticos.
He escuchado comentarios acerca de las nuevas estaciones. En algunas ni siquiera necesitas contar con cita previa, sino que realizan la inspección en el momento que decidas llevar tu vehículo. Ahora bien, si le ponen pegas, de vuelta al taller. Tal vez allí le inviten a las pastas.
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