domingo, 4 de octubre de 2015

Tú y Kiko Rivera

Este fin de semana la televisión privada entrevistó a Kiko Rivera, un joven con mucha trascendencia pública que nace fundamentalmente de ser el hijo de un torero y una cantante folclórica. Es cierto que el chico se ha encargado de aumentar su popularidad a base de relaciones con mujeres y jolgorios varios.

En un país como éste, donde la tasa de parados es tan alta, especialmente la de jóvenes titulados, uno se pregunta por qué causa tanta impresión un sujeto de estas características. Ha ganado fama y dinero. Tiene trabajo sin que se le haya conocido oficio alguno y se permite el lujo de dar notoriedad a sus affaires sexuales, aún teniendo a una segunda concubina embarazada y a su madre entre rejas. Estas circunstancias pueden parecer banales, pero es él mismo quien las tilda de relevantes.

Entonces es cuando uno entiende que a éste se le llame un "país de pandereta". Si hasta quienes no vemos la tele con asiduidad, permanecemos impasibles unos minutos escuchando este testimonio, entiendo a la perfección esa calificación. Si los datos de audiencia los centra la declaración de este individuo o del resto de los que acuden a la cadena para dar detalles de sus escarceos amorosos, comprendan ustedes el interés de los españoles. Luego puede disfrazarse de la manera que se quiera, por eso nadie ve "tele basura", pero ganan con diferencia en visionado.

Depende de las perlas que suelte el entrevistado, varios medios generalistas pueden interesarse por sus palabras y, como mínimo, colgar una nota en la sección de Sociedad. Cuando comencemos a darle valor a lo que lo merece: conocimiento, valores, habilidades, etc., tal vez hayamos conformado un país con un índice de interés más allá de los resultados de un polígrafo.

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