Si eres conductor seguro que vas a entender el planteamiento que desarrollo a continuación. Todos los días al coger el volante y circular por carretera estamos expuestos a cualquier riesgo: a provocar atropellos, choques o accidentes; pero el principal factor para evitarlos es la cautela y la atención. Desde luego que todos podemos cometer errores o imprudencias porque hay varios factores que inciden en la calidad de la conducción, como el cansancio, la luminosidad, etc.
Frecuentemente suceden despistes que en la mayoría de ocasiones no llegan a mayores gracias a la rápida intervención de uno de los conductores. Cuando no es así, podría decirse que va el orgullo al volante. Supongo que todos han presenciado a personas a las que les es muy fácil discutir o provocar disputas con otros conductores o incluso con viandantes.
Cuando sucede una situación de peligro que por fortuna puede evitarse, es de recibo agradecer a la otra persona implicada que se haya solventado la situación. En lugar de esto, hay individuos que parecen sentirse heridos en el ego más profundo y se dedican a insultar o a generar polémica. En una circunstancia como ésta, y cuando me ocurre personalmente pido disculpas sacando la mano para agradecer que han entendido que me he equivocado, sin más. La madurez radica en saber que todos erramos y asumirlo sin mayor perjuicio.
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