En los procesos selectivos de algunos trabajos, una vez que se está realizando la entrevista, el candidato debe responder normalmente a una serie de preguntas. Estas cuestiones deberían referirse exclusivamente a cuestiones profesionales, pero sé por mi experiencia y la de personas allegadas que no es así en muchos casos.
Si la aspirante es una mujer es frecuente que le interroguen sobre si está soltera, si tiene hijos o si piensa tenerlos en breve. Esta serie de planteamientos, aparte de inmiscuirse en el terreno personal, hasta están penados en países como Reino Unido. No es únicamente que se trate de un estereotipo, sino que se ve favorecido por el comportamiento machista.
Deduzco que los entrevistadores sobreentienden que será la mujer la que acuda a recoger al niño si está enfermo o a llevarlo al médico en lugar del padre de la criatura. Y por la misma circunstancia, cogerá más bajas, necesitará tiempo para ejercer la lactancia y un largo y nefasto etcétera que no hace más que encasillar el papel femenino en el terreno laboral.
Abogo por una conciliación de la vida familiar y profesional tan estricta para los hombres como para las mujeres. Desde aquí rompo una lanza en favor de esos padres que sí saben preparar una papilla a sus hijos, que les ayudan a hacer las tareas extraescolares o que acuden a una entrevista o una conferencia con sus hijos en brazos.
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