domingo, 14 de junio de 2015

Oiga, usted

En la reciente campaña electoral escuché a alguien quejarse del tratamiento que desde los partidos políticos se hace a los votantes, puesto que se dirige a ellos tuteándoles: vota, decide, etc. y encima en tono imperativo. Aunque supongo que en este caso se hace con la intención de demostrar cercanía y confianza entre los ciudadanos y los representantes.

Pues bien, en el trato cotidiano entre iguales, parece suceder lo contrario. Si eres una treintañera y un dependiente te llama "señora", poco menos que te ofendes, o al menos te vas con mal humor del establecimiento. Y ni le cuento si se refieren a usted como "doña". Más que un tratamiento para distinguir la clase social parece anticuado y encasillarte en los octogenarios.

El trato de "usted" transmite respeto. Así nos lo han transmitido para referirnos no sólo a personas mayores, sino también a quienes no conocemos o con  quienes no tenemos confianza. Otra cosa es que el individuo en cuestión pida que se le tutee. Aún así, he presenciado como jóvenes se dirigen a un profesor de avanzada edad o a un médico igual que lo harían con un colega; y será por una cuestión generacional, pero reconozco que me sorprende y me parece una falta de respeto, del nivel de "muchacha".

Personalmente considero que la opción más correcta es establecer la distancia hasta que el destinatario solicite lo contrario. En muchas ocasiones, el trato diario predispone a tutear a compañeros o semejantes, pero hay quien no entiende su nombre sin el don por delante. No lo creo una cuestión de clase, sino de humildad.


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