Cada vez se suceden más casos de jóvenes que una vez han culminado sus estudios universitarios y se dedican a buscar un empleo acorde con su titulación han visto nulas esperanzas de poder ejercer en su profesión.
Éste es el caso de personas que han sacrificado diversión y entretenimiento en pro de obtener un expediente académico intachable que a la hora de la verdad no les es útil en España. Por este motivo, a raíz de la "recesión económica" (en términos gubernamentales) se ha identificado una notable fuga de cerebros de estudiantes españoles que han optado por trabajar en otros países para poder desempeñar su profesión. El ejemplo más cercano es el de Alemania, donde un ingeniero puede triplicar el salario que percibiría en España y además los horarios de trabajo son muy respetuosos con el desarrollo de la vida personal y/o familiar.
Sin embargo, hay un pequeño porcentaje de estos jóvenes que no consideran adecuado salir a trabajar a otro país, porque eso significa que a pesar de que España ofrece formación de calidad no genera puestos de trabajo para emplear a estas personas, que finalmente deciden que si quieren desarrollar su profesión tienen que emigrar, con los consecuentes obstáculos que supone cambiar de nación, como el manejo del idioma, la adaptación a las costumbres y demás.
A este concepto se le denomina "fuga de cerebros", que en algunos casos se convierte en una huida desesperada en busca de merecidas oportunidades laborales para personas que han cultivado una juventud repleta de logros académicos.
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